miércoles, 24 de junio de 2009

Palabras adecuadas


Hace un par de días floto en una alegría para la que no he encontrado palabras adecuadas, suficientes. Esa es una de las razones por las que no he podido escribir nada sobre el tema en este blog.


Hoy, el mismo al que debo agradecimiento ha querido regalarme las palabras adecuadas para agradecer. En la primera lectura, del libro de Isaías (49, 1-6):
"Mientras yo pensaba: "En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas", en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios."

martes, 23 de junio de 2009

Regina


Tiene tres años, y la conozco desde siempre. Desde que estaba en la tripa de su madre y nos reuníamos a merendar las amigas y le hablábamos también a ella, para que nos fuera "poniendo voz". Cuando tenía apenas unas horas de vida, la cogí en brazos, y Mar conserva todavía la fotografía -hecha con su móvil- de su cara de asombro por la vida, frente a frente con la mía de asombro por su vida.

Se ha hecho mayor muy rápido: ¿dónde quedó la niña arisca que se negaba a darnos un beso y sólo quería estar en brazos de su padre? Ahora es toda una señorita, con la que se pueden mantener largas conversaciones; y en las largas caminatas va de la mano de mami y sin quejarse. Ella cuida de su hermana, y nos pide ayuda para vestir a sus muñecas, lo que prueba que ha llegado pronto a la madurez: que es saber cuidar de otros y dejarse cuidar por otros, a partes iguales.

El domingo, en la jornada de fin de curso de nuestro grupo de amigos, no quería salir de la piscina. Pero alguien adulto tiene que estar con ella en el agua. Su padre, agotado después de mucho rato de baño, le decía: "¿por qué no te bañas con Antonio, con..., con...?" ofrecía nombres pero ella negaba con la cabeza, tímida (¿he dicho ya que es toda una señorita?). Hasta que entramos Ruth y yo en la piscina, y entonces preguntó a su madre: "¿puedo bañarme con ellas?" Ruth ya lo sabía, porque tiene sobrinos, y conoce bien lo que hay por dentro de las cabecitas de los niños, pero yo no, y fue toda una sorpresa comprobar de pronto que la nuestra es una amistad de doble dirección.

lunes, 22 de junio de 2009

Mi hermana

Llegar puntuales no es nuestro fuerte, pero ayer hicimos todo lo posible. Nos pusimos el despertador a las siete menos cuarto, todo un hito para ser domingo... en el coche, a toda velocidad, íbamos haciendo bromas: -"¡Lo que hay que hacer para consagrar España! Si no lo hacemos nosotras... autobúuuus espéranos que tenemos que consagrar Españaaaa..." Supongo que si alguien nos hubiera visto, nos habría considerado dos locas; tantos años juntas han generado un humor curioso, al alimón, lleno de giros comunes -y hasta entonaciones- que nadie más que nosotras comprende, ni mucho menos comparte la hilaridad que nos provocan.

De atardecida, después de un día laaargo de amigos, risas, niños, baños en la piscina y nervios varios, yo estaba tristona (nada importante, creo que una suma de cansancio y hormonas). Me invitó a cenar fuera, en una terracita, y a tomar un helado paseando... Tiene la serenidad, el sentido común y la estabilidad que siempre me faltan a mí: cuando estoy eufórica me baja a mi lugar, cuando estoy hundida me sube a mi lugar. Volvimos a casa hablando de sueños pendientes y proyectos incumplidos, y cuando ya estábamos entrando sonrió para decirme, como si fuera casual: -"Hoy era el día más largo del año, y he cumplido mi sueño: he visto amanecer y atardecer."

jueves, 18 de junio de 2009

Contra la crisis, poesía

Anoche cuando fuí a la tele para mi reseña habitual de cada dos semanas, volvió al ataque "mi amigo" con otra de sus habituales impertinencias: "¿Pero traes otro libro de sentimientos? Miguel D´Ors nooo, por favor..." Le espeté lo primero que se me ocurrió: "Contra la crisis, poesía". Y mientras acababa de decirlo ya me estaba arrepintiendo: porque era un lema buenísimo y estaba segura de que lo iba a utilizar él para darme paso, como si fuera suyo. Como efectivamente hizo...

Cuando esta mañana he llegado al blog, me he encontrado una sorpresa: mi admirado Gª Máiquez ha "saltado la tapia de este huerto" como dice tan ingeniosamente, y me ha dejado un comentario (justo detrás del de mi gran amigo Pablo Velasco que era, hasta ayer, con su mujer y con mi hermana, el único lector de este blog). Parece que mi hortus ya no es tan conclusus...

Una mezcla de sentimientos me atenaza, porque aunque es cierto que el que escribe un blog sabe que existe la posibilidad de que otros le lean, entre la posibilidad y la realidad hay un espacio y un tiempo. Hasta ahora me he debatido en la posibilidad de ser leída (leída por alguien más que mis mejores amigos y mi hermana), a partir de hoy he pasado a habitar en la realidad (que como todos saben, está gobernada por un principio cuyo enunciado más sencillo es: "Lo que ha sucedido una vez, siempre puede volver a suceder").

La situación no es tan mala, me digo, porque aunque no todo el que me lea sea tan benévolo como ha sido Enrique, tal vez yo pueda aprovechar esta ocasión de modo acertado... y es que acabo de convertir mi huerto en foro público, lo que me permite divulgar aquí mi venganza.

Desde pequeña me he acostumbrado a ejercitar la venganza -que por otra parte me prohibe mi religión- en forma literaria, y ya no sé hacerlo de otra forma (creo). Anoche no fue una excepción, y en cuanto llegué a casa, le escribí un poema vengatorio a Ricardo (lo he titulado "Purgatorio"). Pero en el poema no cabía mi disgusto por la usurpación de mi lema... Y ahora, mira por dónde, he encontrado un espacio dónde sí cabe. ¡¡Temblad, cobardes!! ahora tengo este blog que es como un arma.

miércoles, 17 de junio de 2009

Rigoletto

Como seguía mareada y el mundo entero tenía para mí el movimiento de un velero, dos días después de desembarcar definitivamente, llamé a mi mejor amiga que además es médico, para ver si era normal. Previamente cometí el error de buscar en internet información sobre el "mal de tierra" y bajo el rótulo de "enfermedad del desembarco" encontré estremecedoras informaciones sobre mis síntomas (síndrome muy poco estudiado, decían, que afecta sobre todo a mujeres de mediana edad -vaya, hombre- y para el que no hay cura, habiendo pacientes que lo arrastran durante meses e incluso años). Esto lo cuento para recordarme a mí misma que el pánico crece en forma directamente proporcional al tiempo que una pase buscando información en internet sobre el indicio que dió pie al mismo.

El caso es que llamé a Juncal y le detallé toda la sintomatología, la propia y la adquirida navegando por "la red". Se quedó un segundo en silencio y me dijo: "Ummm... ¿tienes muy ocupada la tarde?" Con sudores fríos -nunca he padecido ninguna afección tan grave como para que Juncal interrumpiera su ajetreada vida y viniera de urgencia a reconocerme- pude balbucir: "No, no, qué va, no tengo nada planeado..." -"¡Qué bien! Entonces vente a la ópera, me sobra una entrada para ver Rigoletto. A las siete en la puerta del Real, ¿vale?"
El agradecimiento, decía ayer, es la alegría por aquello que uno ni siquiera se hubiera atrevido a imaginar, antes de recibirlo gratis. Dos días después del regalazo que fue el viaje en barco, otro regalazo, ¡¡ópera!! Fuímos catorce, Junqui y su novio y su tía y sus tres hermanos y siete amigos más, además de mí.

Y nunca había visto representada esta ópera, la primera de la "trilogía popular" de Verdi (seguida por Il Trovatore y La Traviata), la que le consolidó como autor (después de ¡16! óperas "de entrenamiento" como decía en el programa de mano), y en la que está ya todo el mundo verdiano. Basada en una obra teatral de Víctor Hugo (Le roi s´amuse), que pretendía denunciar la amoralidad de la corte de Francisco I (comienzos del siglo XVI) y fue censurada en Francia (quedó prohibida su representación por 50 años, y sólo podía leerse), adaptada por su libretista favorito, Piave. Y qué pasada que leo en el programa de mano que Verdi decía: "Un libreto, dadme tan sólo un libreto, y la ópera está escrita". La composición de la música para la ópera no le suponía ningún problema, afirma Fernando Palacios, y yo no lo niego, pero añado: lo que más me gusta de su afirmación es que entendía -¡cómo yo!- que lo importante en la ópera es la historia. La música está al servicio de la historia, por eso la ópera es un arte narrativa, y el que no lo entienda es su problema. Verdi lo entendía y yo también.

Bueno, en la explicación previa nos "cantaron" las loas de Rigoletto, un personaje interesantísimo, atrapado en esa doble vida de bufón de corte y padre amoroso. Por lo visto, Verdi enalteció el papel de barítono con la caracterización de este personaje, y a partir de entonces adquirió mayor protagonismo en las óperas. Anthony Michaels-Moore lo hizo muy requetebién, desde luego, pero a mí tampoco me parece el más ejemplar personaje que yo haya visto, desde el punto de vista moral (de hecho, la historia se apoya en el "quién a hierro mata, a hierro muere"...). Cinzia Forte era la sufrida Gilda, soprano y rubia, para mi gusto la que estuvo mejor (de voz y de actuación, que ambas cosas son importantes en la ópera). Y el más flojito el tenor, Celso Albelo, el malvado Duque de Mantua (por razones de censura hubo que llamar así al Francisco I, rey de Francia, de Víctor Hugo). Y eso que el tenor es el que tiene las mejores partes en esta ópera...

Leo en internet que la obra tuvo una preparación muy complicada, llena de "maldiciones"... listan varias (la lesión del director musical entre ellas) pero la más grave es, claro, la del tenor: "De la primera terna de tenores, uno se descolgó y los otros dos causaron baja al enfermar". Y qué dolor cuándo leo que el que se descolgó era el peruano Juan Diego Flórez, al que tantas ganas tengo de escuchar... Me consuelo pensando que tampoco he escuchado al Duque en la voz de mi tenor favorito del mundo mundial, Plácido Domingo, y por la noche en casa leo lo que él opina: "(...) no es uno de los papeles de Verdi con el que estoy más vinculado. Nunca me ha resultado un papel fácil y lo he cantado quizá en una docena de representaciones durante la totalidad de mi carrera. Sin embargo, es un papel de gran importancia para un tenor y no podía permitirme eliminarlo de mi repertorio. Vocalmente es una de las cumbres de los papeles de tenor. Su música y la música de toda la ópera es maravillosa. El hecho de que Rigoletto, una de las óperas más queridas de Verdi, se compusiera relativamente pronto en su carrera es otro indicador de la dimensión gigantesca de este genio." Y después, sobre el Duque como personaje: "Es un personaje que no crece, que no se modifica según el desarrollo dramático de la obra. Es un cínico y se mantiene como tal, un personaje verdaderamente negativo que no es, simplemente, un seductor compulsivo. Es un hombre malvado y completamente egoísta. No es bondadoso con Rigoletto, ni con Monterone, Maddalena o Sparafucile. Así lo concibe Verdi, como un ególatra interesado sólo en sí mismo y en sus mezquinos deseos."

Poco más tengo que añadir. Bueno, que la historia es típicamente romántica y muuuuuy trágica -como corresponde a la ópera-, con ese peso del destino (en este caso "la maldición" pronunciada sobre Rigoletto por Monterone) que los personajes no pueden eludir y que la ópera hereda del teatro griego. Y la mujer-ángel (Gilda) opuesta a la mujer-infernal (Maddalena) en ese cuarteto ESPECTACULAR del "Bella figlia dell´amore", ¡¡qué enteramente romántica oposición, digna adaptación musical de la concepción literaria de Hugo y de París en la primera mitad del XIX!!

Y que la ópera fue estrenada en 1851 en Venecia, y cuenta la leyenda que al día siguiente todos los gondoleros surcaban los canales cantando "La donna e´mobile" (qué ganas de visitar la ciudad serena, dónde al parecer siguen cantándola). En el papel protagónico, Rigoletto, el barítono Felice Varesi, uno de los intérpretes favoritos de Verdi... Esto lo sabe todo el mundo, pero lo que no sé si saben tantos es que la ópera llegó a Madrid sólo dos años después, en 1853, y en el papel de Rigoletto... Felice Varesi. Eso para los que afirman que desde la pérdida del Imperio, Madrid no contaba nada en Europa, menos aún culturalmente...

Una nota para acabar, sobre la escenografía. Últimamente me espantan todas las que veo en el Real, y es que parecen no entender -también ocurre en el teatro- que la escenografía SIRVE a una historia, y no la UTILIZA para sobresalir. Como atinadamente dijo Patricio, "tengo mis reservas con los escenógrafos modernos, porque quieren ser más importantes que Verdi, que Puccini, que Mozart..."

La de anoche (debida a la holandesa Monique Wagemakers) no fue una excepción... "minimal", la calificaban: mucha luz roja -y azul-, mucho traje rojo -y azul-, una escalera hasta el cielo, una plataforma hidraúlica que permitía la creación de dos planos en escena al inclinarse en forma diagonal (única innovación que de verdad me gustó: cuando Gilda y su padre, arriba, representan el amor puro y observan horrorizados cómo Maddalena y el Duque, abajo, representan el amor impuro, y los cuatro cantan "Bella figlia dell´amore"...), darle protagonismo al coro para que se vea amenazante... En fin. Patricio decía que por lo menos era discreta, y no estaba uno preocupado todo el rato por lo que irían a sacar, y eso era verdad. Pero no puedo evitar pensar que esa escenografía traiciona a Verdi, esa historia de colores sombríos y ausencia de objetos no es la que quiso contar...


martes, 16 de junio de 2009

Agradecimiento


Cuatro días enteros a bordo de un velero, todo el puente del Corpus. Experimentar la plenitud, que es no querer nada más, continuar así, que se pare el tiempo, que no se acabe la navegación. No necesitar nada más: el mar, el viento, las velas desplegadas, el movimiento rítmico (como una cuna). Buenos amigos, el Señor al timón...

A mí jamás se me hubiera pasado por la cabeza embarcarme, no me apetecía, nunca me tentó. Hoy comprendo lo que es el agradecimiento: la alegría por aquello que uno ni siquiera se hubiera atrevido a imaginar, antes de recibirlo gratis.

miércoles, 10 de junio de 2009

Femenina


Después de un montón de chicos, por fin llegó la niña. Decía el entusiasmado padre:


-"¡Es tan femenina! Con cualquier cosa que pilla, se hace una pulsera."

martes, 9 de junio de 2009

Ecuación y resultados

Ahora tengo 30 años, lo cual arroja una curiosa ecuación -única-: y es que llevo el mismo número de años interesada en los chicos -con ese interés de la complementariedad del cual hablaba magníficamente Enrique García Máiquez aquí- cuantos permanecí antes indiferente.

En estos quince años de roce(s) he aprendido algunas cosas, quizás no tantas como debería a la luz de las reiteradas citas, tonteos, logros y destrozos (propios y ajenos), pero en fin, algunas.

Citaré sólo las dos más relevantes, por supuesto desde el lado del campo en el que juego. La primera es que si un chico no está decidido a ir "a por tí" no hay nada que hacer (nada que valga la pena). La segunda, presupuesta la primera, es que si un chico con el que te llevas bien, de pronto te mira mucho, puede ser un indicio de que le gustas, pero si de pronto no te mira nada, entonces es casi seguro.

lunes, 8 de junio de 2009

Domingo de excursión





Ayer salimos de excursión los cuatro. Lo que no querría olvidar, y por eso lo escribo:

  1. El ruido tan peculiar de las cigüeñas, como si golpearan, rítmicamente, la madera. Su vuelo tan hermoso. Esa gracia con la que se apoyaban sobre sus patas tan flacas, de pie y ojo avizor sobre las torres: sobre las torres picudas de la iglesia (¡¡catedral!!) de Bonilla de la Sierra (y esto es Castilla: toda la majestad del gótico en un pueblo perdido, la Edad Media detenida en cuatro casas a punto de caerse, siempre alrededor de una iglesia, y siempre defendidas por un castillo); en los altos, también, de la iglesia de Piedrahíta, que antes fue el castillo de Doña Berenguela, y lo sigue siendo, porque todo lo que asume la Iglesia sigue siendo lo que era, pero en mejor; y en lo alto de la grúa de la casita que se están haciendo los tíos.

  2. La cara del camarero cuando papá le preguntó si era hijo de Germán y nieto del que daba nombre al sitio en el que comíamos. Y que sí, y que cómo se había dado cuenta, porque se parecía más su hermano, el que vivía fuera y no quería saber nada del negocio familiar... Y cuando papá le preguntó por su padre, que se había casado tarde, la respuesta fue rápida y como para enmarcarla: "Sí, se casó tarde, pero se casó bien".

  3. El sitio en el que comimos había sido el lugar al que todo el pueblo iba a bailar cuando papá era joven. Y mucha gente, nos contó el hijo de Germán, iba ahora a comer a ese piso alto con suelo de tarima -todavía está la pianola fuera, en la entrada- y le contaba que allí se conocieron su padre y su madre.

  4. Y la cara de sorpresa alegre de tía madrina, cuando nos vió, tampoco quisiera olvidarla. Y cuando le contamos dónde habíamos comido, se rió para contarnos ella a su vez que ahí le dieron un patadón -"una coz"- bailando hace muchísimos años. Que ya no se acuerda de con quién bailaba, pero sí del dolor, y de que se volvió, pero todo el mundo miraba al techo. Así que nunca supo quién había sido.

  5. Y respondió a nuestras preguntas: que bailaban fox y pasodoble, que es lo que se bailaba entonces. Y no era por ponerse melancólica porque a ella el momento actual le parecía el mejor de todos y por nada quisiera volver al pasado, pero el pasodoble es una música bien alegre y muy española, y si ahora parece de viejos es porque los jóvenes ya no sabemos bailar, y nos ponemos en círculo "y cada uno hace lo que puede con los pies y con las manos", pero eso no es bailar ni es nada, es para disimular que no sabemos el ritmo, ni bailar uno con otra.

  6. Y la cara de la Virgen de la Vega, tan bonita ella, y como unida al gesto de las dos manos animándonos a rezar. Como si nos dijera: "venga, que no es tan difícil... yo empiezo y vosotros seguís." Como hacen las madres.

  7. Y que cuando volvíamos, el sol cayendo sobre los verdes, jara y retama y una flor morada que a mamá le gustó tanto que nos hizo parar el coche para coger un poco ("¡yo quisiera saber el nombre de todas las plantas y todos los árboles!" decía, arrebatada, en el viaje de ida), me dijo padre que no leyera en el coche, que me iba a estropear (más) la vista, y me dió una idea para no aburrirme entonces: "Mira por la ventana y te haces un álbum de imágenes mentales, para mañana repasarlas en el trabajo."

Que es lo que he hecho mientras escribía esta entrada.

viernes, 5 de junio de 2009

Cotidiana


Últimamente me pasan tantas cosas, todos los días, que no sé qué escribir. Creo que la literatura está emparentada con la escasez -con lo medido, pesado, escogido, podado- y el aluvión de acontecimientos -pequeños y gozosos- de todos los días me impiden dedicarme al cuidado arte de la letra miniada, que precisa de tiempo y calma, y no consiste en contarlo todo a lo loco y entremezclado.


Por contar, podría contar muchas cosas. Podría contar, por ejemplo, que he terminado la edición del libro de Historia Medieval que me ha traído loca -pero feliz- el último mes -o dos meses-, y aunque sigo teniendo mucho trabajo veo más luz ahora. O que ayer fuí en coche al funeral del padre de Mar con la más vieja y querida de todas mis amigas, que me conoce mejor que yo a mí misma tantas veces, y que merecería que sus palabras fueran grabadas y recordadas por el caudal de inteligencia bondadosa que desprenden, algo sorprendente. O que antes de ayer estuve en la Feria del Libro y me compré cinco libros, tres poemarios (la Obra poética completa de José Antonio Muñoz Rojas, que llevaba esperando comprar en la Feria hacía un año; una antología de Pedro Sevilla que también llevaba "en lista" -Todo es para siempre, me encanta el título- y ¡¡sorpresa!! una antología de Miguel D´Ors de la que no tenía noticia, qué regalo), un Chesterton de viajes (Lo que ví en América, otra sorpresa de Renacimiento, ésa es mi caseta favorita de la Feria, ¡¡qué cosas más estupendas editan!!) y el Diálogo de Santa Catalina de Siena, en la B.A.C. (y ahora que me doy cuenta, en una edición primorosa, también, creo que esto de trabajar en el gremio me está influyendo...). O que por la noche tuve tele y hablé de Lo que ha llovido, y al día siguiente llovieron comentarios en el blogg del que ha salido el libro y tuve que identificarme con un comentario (qué vergüenza, pero luego el autor fue tan encantador que se me pasó).


O lo más importante, que ese mismo miércoles cargadito de cosas se cumplían cuatro años desde que el abuelo se fue al Cielo, y qué día de paz y de alegría, en la íntima convicción de que ya está en el lugar al que pertenecemos, donde siempre quiso estar, y el Evangelio eran los saduceos que no creen en la Resurrección y le vacilan al que es la Resurrección y la Vida, con su ejemplo tonto de la que se casó siete veces con siete hermanos... Y el Señor: "no entendéis la Escritura ni el poder de Dios." No entendemos nada, en el Cielo pervivirán los cariños, pero de otra forma, lo que pasa es que todos los cariños (aquí tan pobretones, tan mezclados con otras cosas, los celos, las carencias, los miedos) se igualarán "hacia arriba", en el Amor infinito de Dios. El amor por los padres, hermanos, amigos y cónyuges dejará de tener gradaciones (más-menos que) y todos nos querremos infinitamente en el Único que ama con amor infinito. Claro, cómo vamos a entender nada... si es tan alucinante... un niño que no sabe leer en el umbral de la Biblioteca de Alejandría, eso somos ante el Cielo.


Me salen entradas larguísimas, y creo que el quid del blog (como de la literatura en general) es la brevedad, la selección como he dicho al principio... pero qué se le va a hacer. Y además, siempre acabo hablando del Cielo. Bueno, para eso es mi blog y escribo lo que quiero.

martes, 2 de junio de 2009

Confianza


Bueno, pues después de una vuelta del sur de lo más accidentada (vuelo retrasado, después cancelado, y regreso en coche alquilado a toda velocidad -con multa por exceso de ídem incluida), ya estoy aquí otra vez. En la hermosa cotidianeidad, nunca suficientemente ensalzada... un huerto y una biblioteca, no hace falta más.

Tengo que decir que la boda fue una preciosidad, que los novios estaban muy guapos y felices, que se dijeron que sí con una fórmula muy bonita que inventaron ellos (me entrego a ti, decían, "con tus grandes valores y virtudes y tus pequeños defectos", ¡¡sólo ellos podían decirlo así!!) y que lo pasamos en grande.

Y también que se cumplieron mis peores temores (me tocó conducir -alquilar coche a mi nombre, de hecho- ida y vuelta de la boda; estaba agotada y no dormí nada...) y que la convivencia no fue tan maravillosa como ha sido otras veces. Me lo temía y lo temía.

Pero esta mañana el Papa -hablando a unos niños de la Infancia Misionera- ha venido a responder a mis temores cumplidos. Hablaba de sus amigos de la infancia y decía: "Colaboramos bien, y tengo que decir que en alguna ocasión naturalmente también me peleé, pero después nos reconciliamos y olvidamos lo que había sucedido. Esto me parece importante. A veces, en la vida humana parece inevitable pelearse; pero lo importante es, de todos modos, el arte de reconciliarse, el perdón, volver a comenzar de nuevo y no dejar la amargura en el alma." Y acababa con este párrafo hermoso, hoy para mí:

"Como he dicho, no éramos santos: tuvimos nuestras peleas, pero de todos modos se daba una hermosa comunión, en la que las distinciones entre ricos y pobres, inteligentes y menos inteligentes no contaban. Contaba la comunión con Jesús en el camino de la fe común y de la responsabilidad común, en los juegos, en el trabajo común. Encontramos la capacidad para vivir juntos, para ser amigos, y a pesar de que desde 1937, es decir, desde hace más de setenta años, ya no he estado en ese pueblo, hemos permanecido amigos. Aprendimos a aceptarnos el uno al otro, a llevar el peso el uno del otro. Esto me parece importante: a pesar de nuestras debilidades, nos aceptamos y con Jesucristo, con la Iglesia, encontramos juntos el camino de la paz y aprendemos a vivir bien."

Resume bien esto, también, la parte de convivencia y amistad de este fin de semana, en lo que a mí se refiere.

Y ayer llegué a casa agotada, y qué alegría, mis padres queridos, recién vueltos también ellos de La Rioja, un viaje que han disfrutado a tope. Y me contaron una cosa que no pienso contar aquí, pero que me llenó de gozo, porque yo llevaba mucho tiempo pidiéndosela al Señor, y hace unos meses hasta me fuí a Lourdes a suplicarla, y como no me la daba empecé a desconfiar de que nunca me la fuera a dar... y ahora ha ocurrido. Ya se cumplió lo que tanto deseaba.

¿Por qué me debato entre los miedos y las dudas, si hay Uno que es más grande que mi corazón y cumple todos mis anhelos?

He hecho firme propósito de pasar esta semana entera dando gracias -he empezado una novena a la Virgen para hacerlo- y no voy a pedir nada-nada-nada. Por una vez, pienso pasar unos días como si de verdad me creyera que Alguien cuida nuestras vidas con más interés que nosotros mismos...