viernes, 31 de julio de 2009

Vacaciones, al fin

"Agosto" es una palabra en la que nunca me había detenido, ahora que lo hago compruebo que comparte cinco de sus seis letras con "agotamiento", que es la palabra que mejor define el estado en que me encuentro. Estado agravado -supongo- por la certeza de la inminencia de las vacaciones: seguro que si tuviera que seguir al pie del cañón, seguiría, porque no somos conscientes de la capacidad de esfuerzo inherente a la naturaleza humana, o como le gustaba repetir -al hilo de cuestiones bastante más dramáticas que ésta del cansancio- a mi abuela paterna, que tuvo una existencia bastante complicada: "que Dios no nos mande todo lo que podemos soportar".

Se entiende de este párrafo que esta es una entrada de despedida (qué paradoja), porque en este mes de agosto voy a desaparecer del ciberespacio. Ojo, que desaparezco avisándolo, y con una dignidad en la que no confiaba cuando abrí este blog: lo he mantenido tres meses, con once entradas por mes, lo que hace un total de 33 entradas, número redondo. Es feo estar demasiado orgullosa de una misma, pero los números cantan...

Mis planes para este mes son sencillos: rezar, estar con los que quiero (redundante a lo anterior), leer, llenarme de belleza los ojos y no hacer planes.

Que Dios bendiga a todos y cada uno de los visitantes de este mi huerto. ¡¡¡Hasta la vuelta!!!

martes, 28 de julio de 2009

Facebook, qué susto

Esto de las nuevas tecnologías no trae más que disgustos, administrados en forma repentina y sin posibilidad de reacción ni prevención. Me temo que avanzamos a un ritmo que somos incapaces de asimilar, o al menos yo soy incapaz. No quiero tanta información, ni la necesito, ni me hace ningún bien.


Me uní a facebook hace un año largo, cuando casi todos mis amigos dejaron de enviar las fotos de las bodas y celebraciones comunes por correo electrónico, y a la súplica de que las pasaran en un cd respondían: "¿Pero no las has visto en facebook?"


Cada vez que entro observo niños a los que no veo desde su bautizo y que de repente son mayores, leo que los ladrones han entrado en casa de un amigo y que a otro le acaban de despedir del trabajo, veo a mis primos en posturas insólitas que me hacen preocuparme seriamente por la salvación de sus almas -y la felicidad de sus existencias terrenas, pues ambos temas van unidos, contra lo que piensa una mayoría aparente y vociferante-...


Después de cinco minutos en facebook compruebo que ni los que exhiben fotos más edulcoradas son felices... Dios mío... paren el mundo que quiero bajarme, que diría Mafalda.


La solución es sencilla, lo sé, debería darme de baja. He leído en google que Bill Gates lo ha hecho, porque recibió más de 10.000 solicitudes de amistad... yo sólo tengo ciento y pico, pero le agradecería a Bill Gates, si pasa por este huerto, que me explique cómo se hace para darme de baja, porque por más que indago en el programita de marras, no veo la fórmula.

viernes, 24 de julio de 2009

Le nozze di Figaro


La buena noticia (y muy sorprendente, además) es que fuí al Real a ver una ópera y disfruté. A Emilio Sagi se le había ocurrido la novedosa idea de vestir a los personajes de lo que eran, esto es: que los condes de Almaviva estaban vestidos como condes del siglo XVIII, que es lo que eran; y Susanna y Fígaro como sus criados, que es lo que eran; que la acción, que Mozart quiso situar en un palacio sevillano en pleno siglo XVIII, iba acompañada de un decorado que simulaba un palacio sevillano del siglo XVIII. Decía la acción "un jardín", y cuando se alzaba el telón contemplábamos un jardín, no una tela negra, no un biombo chino, no una escalera ni una plataforma postmodernas. Si era por la mañana, había luz de mañana; si era por la noche, cielo oscuro y luna llena. Insólito!!!

Como la ópera es una delicia -"una de las más perfectas, divertidas y teatrales de todos los tiempos" decía el programa de mano, y era verdad-, el argumento lleno de enredos mantenía la atención en todo momento, la música era prodigiosa y todos cantaban muy bien; y como a mi lado, mi amiga Ruthi compartía mi concepción de que tan importante es la música como la historia que te cuenta... pues fue una noche redonda.

Quisiera destacar una idea que es de Ruth: que la ópera contiene una reflexión sobre el amor humano en todas sus fases, en todas sus modalidades: el adolescente al que "le gustan todas" (Cherubino), el amor cómplice y acoplado de los que se conocen y se quieren y sólo sueñan ser uno (Susanna y Fígaro), el amor desengañado y dolorido de la condesa, el amor maduro de los que se descubren padres en la ancianidad y acuerdan envejecer juntos, sin más complicaciones -para las que ya no tienen tiempo.-

Y es que la historia parece superficial, pero no lo es. Divertida sí, muchísimo (tantos momentos el público entero nos reíamos, y sonaban risas de verdad, por contraste con esas enlatadas de las series de televisión), llena de encuentros y desencuentros, físicos y verbales, enredos de personas y de palabras. Pero Mozart con su música logra caracterizar personajes vivos, con personalidad y con pasado, con una historia que contar, cada uno, no simples comparsas del argumento. Y el argumento no es una sucesión de enredos sinsentido: aunque respete las convenciones de la ópera buffa, hay un tema claro, para mí, sobre el que versa la obra, y es el ingenio frente al poderoso, la astucia ("sed astutos como serpientes") que consigue que los sencillos defiendan lo suyo frente a quien desea apoderarse de todo, también de lo que no le pertenece, en un ansia de novedades creciente (esa escena del conde fascinado por los encantos nuevos de la mujer que es la suya pero él cree que es otra...).

El ingenio es encarnado por dos personajes, dos que están a punto de convertirse en uno, Fígaro y Susanna. En una complementariedad perfecta, sin pesar uno sobre otro, a lo largo de toda la obra van desplegando esa "manera de hacer" sutil, matizada, de los que se quieren. Pero la clave la dan enseguida, nada más comenzar la ópera: revisando la estancia que el conde les ha destinado, Susanna se ve obligada a desvelar al ingenuo Fígaro que hay dobles intenciones en tanta generosidad, que el conde está interesado en ella. Y entonces se muestra esa complementariedad maravillosa, porque Fígaro hace suyo el problema de inmediato (es un problema de los dos, claro) y se despiden recomendándose uno al otro que sean fuertes en aquello que flaquean. Él le dice, aún anonadado por la sorpresa: "coraggio, tesoro mío", y ella (un poco molesta porque él no se haya dado cuenta de nada hasta que ella se lo ha dicho): "y tú, cerebro."
La foto es del último acto, en el jardín. Lástima que no pueda trasladar al papel el olor que había en el teatro, parece que lo lograron poniendo extracto de azahar en el aire acondicionado...

miércoles, 22 de julio de 2009

Un novio para mi mujer

Esta entrada está dedicada a mi amigo Pablo, que advierte cuando llevo varios días sin escribir en el blog y me reclama entrada nueva; que es amante del cine, la música, los libros y los viajes, y todas las demás cosas buenas que tiene la vida; que es amante de su mujer hasta el punto de no querer ir a ver la peli de la que voy a escribir porque no le gustaba el título; y que me ha dicho que lo que voy a escribir a continuación se llama "spoiler", es decir, que voy a contar cosas de la película, por lo que los que no la han visto deben abstenerse de leer este post si no quieren que se la chafe.

Empecemos por el principio: me encanta el cine argentino. Así, en genérico. Bueno, menos cuando es hispano-argentino, manera de decir que España pone el dinero (o casi todo el dinero) que cuesta la peli, y a cambio amordaza el talento argentino obligando a los guionistas a incluir toda serie de estupideces, en la línea de nuestra corrección política, probablemente una de las más tontas del mundo (y mira que está difícil ganar ahí...).

Pero el cine argentino-argentino es una delicia, porque da prioridad absoluta al guión, o sea, que lo que le importa es contar una historia, y ya saben mis tres lectores pacientes y habituales que la base del arte es, para mí y sin dudas, la historia que cuenta.

La historia que cuenta Un novio para mi mujer se puede resumir sencillita en la frase que pronuncia un personaje secundario imprescindible, ese rostro surcado de arrugas que cuida el vestuario masculino -un personaje que casi no interviene, que sólo es espectador, a la manera barroca, pero señala lo que ocurre para que el verdadero espectador lo entienda: como ese personaje que aparece en una esquina de los cuadros barrocos, señalando la acción representada en el cuadro pero mirando hacia afuera, hacia el que mira el cuadro-, y que luego resulta decisivo para la trama, como lo es todo buen espectador. Dice: "Amor que se descuida, siempre muere."

Y ese es el leit motiv de una historia estrambótica, sorprendente, divertidísima: cinematográfica desde luego. Impensable en la vida real. El arte no debe retratar la vida humana tal cual, sino sus infinitas posibilidades, creo yo, y sólo así ayuda a mirar la vida real.

La historia por tanto es fingida (las tribulaciones del "Tenso" por separarse de la "Tana", y la decisiva ayuda que para ello solicita al "Cuervo" Flórez...), pero la mirada sobre la realidad es verdadera. Sobre la sociedad divorcista en que vivimos, en la que al menor problema se busca un escape (sólo un amigo del prota, no el mejor, se atreve a decirle al principio, tímido, que aguante); sobre la clave del matrimonio (la aceptación del otro, el amor al otro que lleva a estimularle para que sea "la mejor versión de sí mismo", la voluntad de permanecer); sobre las diferencias de carácter entre hombres y mujeres.

Creo que, al final, esa es la clave de la película. Lo que intenta poner de relieve: que el hombre y la mujer permanecen un misterio uno para el otro, siempre sorprendentes, inasibles, porque son diferentes, exactamente complementarios. Y el acople de lo diferente cuesta... En esas conversaciones ante una psicóloga que no vemos (está en el lugar nuestro, del espectador; gran acierto visual que logra que nos sintamos depositarios de las confidencias íntimas de los protas sobre su matrimonio), van saliendo las diferencias fundamentales entre él y ella. Al final, ella se ha permitido volverse insoportable porque pensaba que él la querría de cualquier forma... y él la ha ayudado a salir del lío por egoísmo y no por amor, para librarse de un problema. Es la famosa frasecita, "las mujeres se casan esperando que los hombres cambien pero los hombres nunca cambian... los hombres se casan esperando que las mujeres nunca cambien pero ellas cambian..."

Y bueno, no sólo hay diagnóstico en la peli, también se apuntan soluciones, que no voy a explicitar aquí, pero están (yo al menos he encontrado tres, y seguro que hay más). Por eso me ha gustado tanto, mucho más que Cassomai (Comprométete), que es una peli italiana que analiza muy bien los problemas que se encuentra un matrimonio joven hoy día, pero se queda ahí, en el análisis...

martes, 21 de julio de 2009

Hilo invisible


Todas las cosas que existen, y son buenas (qué magnífica entrada de D. Enrique Monasterio explicando la imperfección subyacente a este mundo, ésa que tanto me cuesta a mí aceptar) están unidas por un hilo invisible.

Así, yo leía la Teoría de Castilla, de Ramón Peralta, disfrutando como castellana que soy (y sólo lo descubrí plenamente cuando me medí con un navarro), y como era el cumpleaños de padre nos fuímos a comer a Riaza. Y carretera adelante, "qué bonito sería llegar a Burgos", caput castellae, y por qué no vamos, y si merendamos allí, y si vamos a dormir a Santo Domingo de la Calzada, que es Año Jubilar... de repente, todo lo que leía en el libro lo vivía en persona, la quema del Fuero Juzgo a orillas del Arlanzón, la batalla de Atapuerca, el nacimiento del castellano...

En Burgos compramos unos pijamas, cepillos de dientes, líquido de lentillas, en fin, las cosas imprescindibles para una noche inesperada (madre también unos plátanos, porque toda idea de desplazamiento va en su mente acompañada por esta fruta)... y qué atardecida al entrar en Santo Domingo, un milagro románico enmedio de la Rioja, cómo puede existir tanta majestad en un pueblo tan pequeño, cuánta grandeza y nobleza, qué señorío de arte, de historia, de belleza.

Los curas jóvenes, entusiastas. Las iglesias restauradas, preciosas, la catedral un primor (¡¡qué talla de la Virgen de la Leche, con el niño y un libro sobre la falda, en el retablo de la capilla de San Juan, a la derecha mirando al ábside!! y qué enterramientos en la misma capilla, todo muy siglo XV y ese gótico hermoso tan nuestro). Horarios de confesiones, de Misas, oración del peregrino, todo, todo. (Pero las casonas, todas abandonadas o sedes oficiales, qué pasa en España, por qué no hay ayudas para que los particulares puedan conservar habitadas las casas que fueron de sus familias por siglos).

Y al día siguiente, Domingo, qué verde La Rioja, cuántas flores en las ventanas... los campos suaves, los cultivos como telas de patchwork, las suaves ondulaciones. Camino de Suso y Yuso nos saltaba el corazón, Berceo de Gonzalo, San Millán al fondo de un valle: que se pare el tiempo, que el fin del mundo me pille aquí. Y allí estaba, el primer vagido de la lengua castellana, que fue para hablar con Dios: "Cono auitorio de nuestro dueno dueno Christo..." Esplendor que no ha pasado, el claustro se quedó a medias porque se acabaron los 12.000 ducados y no había más, y esto en pleno apogeo de España... pero ya se sabe, "esto es Castilla y aquí nadie es más que nadie".

De vuelta en Santo Domingo, las cigüeñas otra vez. Diéciseis contamos, todas emparejadas: dos parejas, tres parejas, y otras tres parejas, sobre cada una de las torres. Mamá se acordaba de tía Sara, animándoles a todos a casarse: "mirad los pájaros, ¿no véis que no van nunca solos? siempre de dos en dos."

Y esta mañana, acordándome del viaje y pregustando el de Escocia que haremos pronto, si Dios quiere, he vuelto a encontrar otro hilo invisible en el libro que leía, Castilla y otras islas, de Jesús del Campo, cuando recrea desde Atapuerca el verano de 1054, en que moría García de Navarra y triunfaba Fernando de Castilla, hermanos enfrentados a pesar de que dos santos (Domingo de Silos e Iñigo de Oña) les instaron a no hacerlo... Aquel verano se separaron definitivamente las Iglesias de Oriente y Occidente, y tres días después, "el rey Macbeth de Escocia se enfrentaba en Dunsinnan a las fuerzas combinadas de su pariente Malcolm y el barón de Northumbria." Y concluye de destrenzar el hilo con este párrafo hermosísimo, me parece a mí hoy, en que también mis propias batallas -internas y exteriores- me intentan distraer el secreto que la vida esconde:

"Y así anduvieron ingleses y bizantinos y castellanos y navarros y romanos y escoceses envueltos en sus afanes en aquel verano de 1054, ocupados con las distracciones que pone la vida en el tiempo de los hombres para que no tengan ocasión de descifrar su ciencia."

martes, 14 de julio de 2009

Ars longa...

Lo que pido ahora, lo que intento aprender: el arte de no empeñarme.

No todo depende de mí. Y las personas vienen con un manual de instrucciones invisible, pero una de las primeras líneas que he conseguido descifrar dice: "Funciona sin forzar".

viernes, 10 de julio de 2009

Un grito en el vacío

Ahora que vamos a celebrar el centenario de su nacimiento: ¿alguien se animará a publicar la Poesía Completa de Rosales?

Sé que ya se hizo, no hace muchos años. Es el tomo I de su Obra Completa, publicada en seis por Trotta. La tuve en mi mano hace muchos años, en la Casa del Libro de Gran Vía, y la devolví a la estantería pensando que ese día ya llevaba muchos libros.

Como penitencia, cada primavera pregunto en la caseta de Trotta, en la Feria, si van a reeditar el tomo, único agotado de toda la obra.

miércoles, 8 de julio de 2009

El contenido del corazón

Hasta que lo he leído, pensaba que difícilmente el contenido de esta obra de Rosales superaría al título.

Fue el fin de semana. Calor de julio (que puede ser más temible que el de agosto, porque "unos llevan la fama y otros..."), y yo en Huéscar, un pueblo de Granada que hasta ahora desconocía pero cuya geografía ha quedado incorporada al mapa en relieve que llevo cosido al alma. Por fuera, las casas bajas, la colegiata formidable (todo el Renacimiento español, y el Señor en la custodia como un sol), el silencio especial que hace la siesta de Despeñaperros para abajo, la masa suaave de los mejores churros que he probado nunca. Olivos y sombra, jamón y cariños de los buenos (que en los dos se nota especialmente la diferencia entre lo que es bueno y lo que no)... Y yo por dentro, otras casas, otra iglesia renacentista, otras siestas silenciosas, olivos y sombra, jamón y cariños... otro pueblo, pegado a Despeñaperros, y todos los veranos de mi vida, a la sombra de los abuelos.

Y Rosales cantaba a su madre, y a la infancia ida, y casi en cada frase yo veía a mi abuela, y mi infancia ida, también, junta con la del poeta, allá dónde estén las dos, porque nada se pierde. Y juntas estarán su madre y mi abuela en el Cielo, espero, que eso sí que es una fiesta. Y él también allí, y yo aquí leo lo que él un día le escribió a su madre, y hoy a mí me dice a mi abuela; y es que la literatura, si es buena, es eso: que lo que al principio fue de uno, luego es de cada uno.

martes, 7 de julio de 2009

Ejecutiva en apuros


Para variar, me gusta más el título en inglés ("New in town"), me parece que expresa mejor lo que quiere contar la peli. Que no son tanto los apuros de una "ejecutiva agresiva" al más puro estilo, sino la experiencia de ser nuevo, recién llegado, en un lugar totalmente diferente a lo que uno conoce.

Aunque conste que el título español tampoco me parece mal, porque la reflexión sobre el trabajo ocupa un lugar privilegiado en la película. Como decía la crítica de Aceprensa, tan entusiasta que me impulsó a ir enseguida a verla, Elmer (el director) quiere hacer "una lectura del mundo empresarial que bien podría firmar un Capra o cualquier adepto a la doctrina social de la Iglesia. La persona como eje y centro de la actividad económica, la inversión del propio talento del trabajador para beneficio de todos, la labor directiva como cómplice de los operarios..."

Es cierto que hay un aire capriano en esa reivindicación del esfuerzo, del trabajo en equipo, de la originalidad personal que nos hace únicos... frente a las "macroestructuras", a la lógica del capitalismo salvaje, etc. Le falta un poco más de altura para ser digna de Capra, pero lo roza. En esta época de crisis es, cuando menos, refrescante.

Y luego -insisto- me parece que la peli quiere hablar de un lugar "desconocido" (para la prota y para la mayoría de los espectadores), Minesotta. Los Estados Unidos rurales, sencillos, profundamente creyentes (qué escena tan hermosa la del canto nocturno de villancicos, probablemente la mejor de la película...), con su gente entrañable y acogedora, a menudo injustamente despreciada. El tema, para mi, de la peli, es que Lucy Hill -la ejecutiva agresiva- se descubre " homeless, child-less, middle-aged, loveless" en contacto con otras gentes y otro clima...

En clave de comedia, claro, llena de gags tontos (al mejor estilo Zellweger en Bridget, pero no tan exagerado) y con la imprescindible historia romántica (que está bastante bien, por cierto)...

Y qué rato tan agradable me hizo pasar, no sé qué me pasa con esta actriz pero me parece humana, cercana a mí de alguna forma. Me recordó lo bien que lo pasé el verano pasado con otra peli de Zellweger, muy distinta, con un guión espléndido, y que también recordaba el mejor cine clásico -la época dorada de Hollywood-, "Ella es el partido".

jueves, 2 de julio de 2009

El amor es un círculo

Veintidós añitos y más escépticos que el último Sartre. Así son casi todos, pero no es su culpa, la mentalidad que les gobierna se la han inoculado desde niños de (casi) todas las formas posibles.

Son mis alumnos, claro, o ex-alumnos, que de todo hay. Todavía cuando me los encuentro por la calle me paran para tomar un café, "si no estás muy ocupada...". O como me decía uno hoy: "siempre estás muy ocupada, pero como siempre te tomas un café..."

Precisamente éste me ha dejado muy impresionada, con una frasecilla que ha soltado como quien no repara mucho en ella, pero a la que estoy segura no para de dar vueltas. Me decía: "el amor es un círculo vicioso."

Por una vez he estado de acuerdo con él, aunque sólo parcialmente. Creo que el amor es un círculo, sin más adjetivo. Esto es, una relación infinita. Creo que es un círculo vicioso cuando no se entiende bien, la relación infinita entonces agobia, o porque no se desea seguir, o porque no se desea salir. Se ve uno dando vueltas en un carrusel que no puso en marcha y no puede parar...

En cambio, cuando se entiende, es un círculo celestial. ¿Y qué hay que entender? que amar de verdad es decir al otro: "No se haga como quiero yo, sino como quieres tú." Porque sabes que lo que el otro quiere es tu bien porque te quiere a tí antes que a él... ¿y cómo sabes que te quiere a tí antes que a él? Porque él también dice: "No se haga como quiero yo, sino como quieres tú." Y sabe que lo que tú quieres es su bien porque le quieres a él antes que a tí... ¿y cómo sabe que le quieres a él antes que a tí? Pues porque tú también dices...

No sé si he conseguido hacerme entender por mi alumno.

miércoles, 1 de julio de 2009

Palabras vengativas

"Hay cosas que no es necesario decir". De acuerdo, pero son las menos.

Otras muchas necesitan ser dichas, y cuando no se dicen, las palabras no pronunciadas se agazapan, rencorosas, formando una barrera invisible entre el que no dijo y el que no escuchó...

Y no cabe consolarse pensando que "algún día" se dirá lo que no se dijo en su tiempo. Porque el tiempo es caduco, o sea, que pasa y no vuelve. Las palabras tienen su hueco en el tiempo, y fuera de sitio ya no valen.