martes, 25 de mayo de 2010

La buena vida

Las mañanas puedo dedicarlas sin problema a la gestión: llamadas, correos electrónicos, asuntos que deberían haber sido resueltos siempre el día antes.
Pero las tardes se rebelan, tercas. Ataca el demonio meridiano, y una invencible pereza se apodera de mí, recordándome la vida buena a la que renuncio: una siesta tranquila, un paseo cerca del mar, leer un libro.
Al cabo, venzo la tentación con los métodos del tentador: le recuerdo que todo es regalo, esta mesa, este trabajo, la luz del flexo, el ordenador. No necesito siesta, mar ni libro para dar gracias por esta vida que llevo, la buena vida.

viernes, 21 de mayo de 2010

Lunes y viernes


Qué fácil me parece el trabajo que tengo que hacer cada viernes a las tres.

Me hago una lista, enumero los quince ítems más urgentes, y me digo que el lunes, antes incluso de leer el correo ni entrar en el blog, los dejaré hechos.

El lunes por la mañana soy otra persona, la que ha desconectado tanto el fin de semana que ya no recuerda en qué trabaja...

A medida que va pasando la semana voy recuperando la conciencia laboral, reuniones y llamadas van poniéndome en mi sitio, almas caritativas me bombardean a correos electrónicos para que recuerde los ámbitos de decisión en que me muevo...

El viernes sin falta, a eso de las tres, tendré claro lo que se espera de mí, lo más urgente, y me haré otra lista.


Buen fin de semana a todo el mundo!!!!!!!!!!!!!!!!!

jueves, 20 de mayo de 2010

Este post es sólo para ti


Me gustaría haber escrito cosas mucho mejores para que las leyeses

miércoles, 19 de mayo de 2010

Nunc coepi


Ya lo sé, querido blog, ya lo sé, que has estado casi tres meses en la inopia. Y sí, te disculpo: que le voy a hacer si te siento como cosa propia. Para tus fallos no tengo ojos, yo. Pero ahora, que vuelves arrepentido, jurando fidelidad y que no pasarás una semana sin sacarme un tema nuevo, sin comentar un libro o una película (o un concierto o una exposición, aunque la tesis -ay- empieza a hacer que parezcan inexistentes...), ¿crees que puedo tener el corazón tan duro que te niegue la vuelta a la vida?

No me conoces bien, entonces. Me agarro de tu mano y salto (¡lo he hecho así en tantos ámbitos de la vida, a estas alturas, y sigo haciéndolo todos los días!): NUNC COEPI!!!!!!!!