jueves, 28 de enero de 2010

Una disculpa y un regalo

Pensaba dejar el blog así, colgado en la última entrada del año. 2009 ha sido un año estupendo, y 55 entradas son motivo suficiente de orgullo para mi, no necesitaba más. Tampoco quería despedirme o disculparme (que no me da la vida, que el trabajo y la tesis absorben todo mi tiempo, que prefiero atender a los amigos a los que veo y oigo personalmente y no vía web, etc.: todo rigurosamente cierto), no vaya a ser que dentro de poco tenga más tiempo y vuelva a postear con frecuencia.
Hoy por hoy, he leído un libro espléndido sobre gestión del tiempo (tema que me interesa desde que hice aquel famoso curso donde aprendí que todos tenemos el mismo tiempo, 1.440 minutos al día, la cuestión es en qué los invertimos cada uno) y al hacer mi lista de las 10 prioridades a las que quiero dedicar mi tiempo, el blog no aparecía.
Pero la insistencia de mi amigo Pablo ha vuelto a conseguirlo, y aquí estoy. Que no se pase enero sin una entrada, al menos. Hoy además, en el día de uno de mis santos favoritos, Tomás de Aquino, he pensado que todavía no había puesto en este blog ninguna frase de otro de mis santos favoritos, Juan Pablo II. Este año, a lo mejor, nos trae hasta la alegría de su beatificación, así que... me lo repito a mí misma, hoy:

"La santidad consiste, primeramente, en vivir con convicción la realidad del amor de Dios, a pesar de las dificultades de la historia y de la propia vida."