viernes, 29 de mayo de 2009

Haciéndome mayor

Esta noche si Dios quiere, cogeré un avión y me iré al sur. Vamos siete amigas (cuánto vamos a echar de menos a Mar!!) a la boda de una octava...

He dudado si contar aquí que los días antes de empezar un viaje, cada vez más, son de pereza: pereza para hacer la maleta, pereza de pensar en el cansancio, la cama distinta, cómo dormiré, qué paliza todo, pereza conducir un coche de alquiler por carreteras desconocidas... Nunca fuí la más animada, pero definitivamente, estoy haciéndome mayor.

¿O es la eterna tentación del desánimo, mirar mi vida con ojos pequeños, no dar gracias por lo que tengo?

Ayer por la mañana asistí aquí a la entrega de la medalla de oro a uno de los más antiguos miembros de esta casa. 86 años, tres carreras universitarias, 11 hijos, una vida fecunda en todos los ámbitos. No dedicó su discurso a dar gracias (lo hizo en un breve "exordio") sino que prefirió -como él siempre- la "propositio". Y nos habló del optimismo cristiano, citando a su admirado Herrera Oria. Cuánto me ayudó un discurso suyo de 1962, que citó y que dice como sigue (está recogido en el sexto volumen de sus Obras Completas, publicadas por la BAC, en la página 462):

"El optimismo no es la ilusión; no es ver ni crear lo que no existe. No es un daltonismo intelectual y moral que solo advierta los colores claros de la vida. Sería perjudicialísimo para el orden real. El optimismo, en su parte externa, debe ser el tener ojos fáciles para ver todo lo bueno que existe o que se puede reducir al bien."

Hoy pido ojos fáciles, para vivir el optimismo en su parte externa... Y confianza (incardinada en la virtud teologal de la esperanza, que engendra la fortaleza, incardinada en la virtud teologal de la caridad) para vivirlo en su parte interna.

Y, a pesar de estar haciéndome mayor (¡o precisamente por eso!), tengo que decir que cada vez me gustan más las bodas. Decirle uno a una que sí -y viceversa- para la vida entera... muy fuerte!!!!!

miércoles, 27 de mayo de 2009

Sólo el ratito siguiente

Anoche me paré a pensar toooodo lo que tengo pendiente, con carácter de urgencia, para los próximos días/meses, y me dió un ataque de nervios silencioso (es que lo pensé en el ratito después de Misa y estaba todavía dentro de la Iglesia).

Entonces me sorprendí a mí misma diciéndome -también en silencio-: "Sólo tienes el ratito que viene ahora..." Qué tonto agobiarse por los próximos días, meses e incluso años, si una dispone por todo capital del ratito que sigue.

Y hoy recuerdo a mi Santa ("pensando que cada hora es la postrera, ¿quién no la trabajará?") pero sobre todo a mi amiga Roci, que lo expresó con mucha más belleza que yo, recién salida de Ejercicios Espirituales: "Sólo tenemos el momento presente para responderle..."

martes, 26 de mayo de 2009

La reina Victoria


El domingo fuí con Anasú a ver "La reina Victoria". Tenía muchas ganas porque había leído una crítica buena en Aceprensa, y el trailer me gustó. Y ahora que la he visto, encuentro que es mejor el título original: "The young Victoria". Es una película sobre los años de juventud de la reina, particularmente desde 1836 (el año anterior a su coronación, con 17 años) hasta 1840, creo (cuando está embarazada de su primer hijo).


Ruth -que había ido la semana anterior- me dijo: "La fidelidad histórica no sé si es muy alta, pero la historia de amor de ellos es preciosa. Él es espectacular." Y efectivamente, la figura mejor tratada es la de Alberto, enamorado de Victoria, respetuoso y sabio, el compañero perfecto. Tan paciente con ella, tan seguro de sus sentimientos, tan firme... el sueño de cualquier dama.


Me temo que eso es precisamente lo menos fiel históricamente. Supongo que Alberto atravesaría las dudas y temores pertinentes, y que no estuvo locamente enamorado de la reina desde el principio, al menos hay indicios para pensar que no fue así. El suyo fue un matrimonio muy feliz, por tanto, construido: no vino todo hecho...


Y es que, ay, el cine es el principal enemigo de nuestra felicidad. Nos propone modelos inalcanzables, historias de amor perfectas... luego vamos buscando uno como Alberto y no lo encontramos (claro, que tampoco nosotras somos Victoria... gracias a Dios).


Conste que la peli me gustó. Me pareció que enseñaba algo sobre la vida matrimonial (algo), y además, me da envidia lo bien que los ingleses cuentan su historia... y con cuánto orgullo. Ahora, quiero ver "Su Majestad Mrs. Brown", una peli "deliciosa" (eso dicen) sobre los últimos años de la reina. Qué interesante vida, reina de Inglaterra, emperatriz de la India, amante esposa, madre de nueve, "abuela de Europa"... Lo que yo digo. Que los ingleses hacen que te interese su historia y quieras saber más... ¡igualito que nosotros, vamos!

lunes, 25 de mayo de 2009

El camino del cielo

Por lo visto lo dijo mi admirada Santa Teresa ("la grande"), aunque yo lo he leído citado, no a ella directamente. Y una reflexión muy parecida, si no idéntica, la he encontrado en la estupenda biografía de Catalina de Siena (Sigrid Undset, Ediciones Encuentro) que he acabado este fin de semana. No me extraña, porque es perfectamente lógica:

"El camino del cielo es un cielo; y el camino del infierno es un infierno"

jueves, 21 de mayo de 2009

Mulier fortis


Desde que empecé a conocer mejor a Mar, la apodé así para mis adentros. Ella es la mulier fortis en la que pensaba el autor de los Proverbios, vamos, el Espíritu Santo cuando le inspiraba, siglos y siglos antes de que naciera. Porque así es Dios, que para Él no hay tiempo.


Cuando supe -el martes por la mañana- que su padre estaba en la UCI y que el pronóstico era francamente malo, pensé qué pasaría si su padre moría: si se derrumbaría y la vería "por los suelos", deshecha, por primera vez en los seis años que dura nuestra amistad. Hubiera sido lo lógico, además, porque un padre es un padre, y que se vaya de forma tan inesperada... No tenía imágenes en mi cabeza para componer un cuadro de Mar hundida por la pena, pero me parecía era la reacción normal.


A mediodía del martes, recibimos un mensaje suyo en el móvil, todos los amigos. "El Padre ha pensado q esta mejor con El ya. Encomendarle! Para q se reuna sin tardar mucho! Un beso!" Ni Pablo ni yo -que estábamos juntos, tras haber asistido a la Misa ofrecida por su padre, qué gozada trabajar en la uni- entendimos el mensaje.. Y mira que era sencillo. Mar nos comunicaba que Dios Padre había llamado a su padre -Ramón- y nos pedía oraciones para que su padre se viera pronto purificado de todas sus culpas y abrazado por Dios en persona. Tal finura y visión teológica, en el ratito siguiente a enterarte de que tu padre ha muerto...


Cuando llegamos al tanatorio, primera hora de la tarde, la encontramos serena. Con mucha pena, pero muy serena... Nos abrazó largo, a mi hermana y a mí, y nos dijo sólo: "La vida..."


Celebramos Misa allí, en la salita del tanatorio. Ella leyó a San Pablo ("unos morirán, otros no, pero todos seremos transformados..." cuando resuenen las trompetas y venga el Señor en su gloria), María cantó como los ángeles, el Evangelio -¡cómo no!- nos llevó al mar de Galilea, el lugar preferido de Mar en Tierra Santa. Donde el encuentro con el Señor se produce en lo más sencillo, en lo cotidiano.


Su madre y sus hermanos estaban rotos de dolor, como es lógico. Mar sosteniéndoles, empeño en el que le ayudó su hermana María Olga, recién llegada de Francia con su hábito y su sonrisa -inseparables-, un bálsamo de paz toda ella. Su familia se le agarraba como si se estuvieran hundiendo.


El tanatorio se llenó, familia y amigos, todo Toronto y los compañeros de trabajo de Mar -en pleno. Y ahí fuímos viendo como su pena pequeña se evaporaba, para atender a éste, cuidar de aquél, saludar al otro... volvieron su mordacidad habitual, los comentarios ingeniosos tan suyos: "A ver si nos ponemos ropa holgada ya, yo te puedo prestar algo..." le decía a Blanca, embarazada de tres meses. A su hermana le presentaba a un compañero de trabajo: "Es argentino, no es que hable así de mal español..."


Al día siguiente -ayer- en el entierro, este desvivirse por todos se hizo aún más acusado. "Tú no te juntes con mi madre, que no te conviene" le decía a nuestra amiga que acaba de perder a su hermana. Supervisó las canciones, todos los detalles... hasta la tumba fuímos cantando las letanías de los santos. Y ella cuidando de todo, firme y serena, sosteniendo a sus hermanos y a su madre. Creo que el hábito de no pensar en ella misma lo tiene tan interiorizado que le salía natural todo... también quedarse sola hasta que terminaron de tapar el féretro, también esperar a que su familia se alejara para repartir las flores: para Sara, para la madre superiora de su hermana, para el sagrario de casa de María (que vino de nuevo a cantar)... "Mi padre decía que las flores, en vida. Ahora, no las vamos a dejar aquí pudriéndose..."


Nos sostuvo a todos hasta el final, hasta que nos subimos en los coches para irnos. Chinchó a su hermana, organizó a los suyos, preparó. Y yo sólo cuando enfilaba el camino a casa caí en la cuenta: durante dos días ella nos había vuelto a sostener. En su fe firme descansamos todos.


"¡Muchas mujeres han dado pruebas de entereza, pero tú las superas a todas! Engañoso es el encanto y vana la hermosura: la mujer que teme al Señor merece ser alabada. Entreguénle el fruto de sus manos, y que sus obras la alaben públicamente" (Prov, 31, 29-31)


Creíamos que íbamos a un velatorio/entierro y resulta que fuímos a una escuela de fe.

martes, 19 de mayo de 2009

La angustia de la separación como base de un vínculo

Hoy pensaba hacer una reseña del libro que me leí el jueves pasado, y del que hablaré mañana en la tele, D.m., "La importancia de las cosas". Es un momento providencial, además, puesto que estoy inmersa en la más rigurosa limpieza de mi cuarto que nunca haya acometido (es un efecto secundario de la tesis, me temo) y me he dado cuenta de hasta qué punto soy "cosista" (vocablo acuñado por Neruda, según nos explicaron en la visita a una de sus casas en Chile)... vamos, que he atesorado una grande cantidad de cosas inútiles y ahora tengo que desprenderme de la mayoría.

Pero todo ha quedado barrido por la noticia que he recibido en un sms madrugador: al padre de una amiga le dió anoche un infarto cerebral y está en el hospital. Los médicos hablan de un daño irreversible y le dan horas de vida, a lo sumo días.

De repente, nada tiene tanta importancia: es el primer efecto de una noticia así. Lo comprobé hace tres meses con la muerte de Sara, la hermana mayor de otra amiga muy querida. Cuando te enteras, todo lo que hasta ese momento te parecía crucial pasa a convertirse en un entretenimiento, nada serio.

Lo principal ahora, claro, es rezar. Y no puedo evitar que todas mis reflexiones de esta mañana vuelen junto a Mar, que está en casa, con su familia, esperando.

En este contexto, leo un artículo de Tony Anatrella en el último número de la revista "Humanitas", el 54, que acaba de llegar hace un rato. El artículo habla de esos seres imprescindibles que son los abuelos ("El rol de los abuelos en el desarrollo afectivo de los niños", se llama, y está en las páginas 324 a 332). Y el último epígrafe lleva ese título luminoso que he usado yo para esta entrada, y contiene esta explicación que hoy, para mí, trae resonancias especiales:

"La relación amorosa, al igual que la relación filial y con los padres, se basa en la angustia de la separación. Esta angustia comienza con el temor a estar separado de los padres, de perderlos como "Pulgarcito", el temor de las separaciones en el momento de la adolescencia, el temor de perder el objeto del amor y la inquietud de la separación final de la muerte. Nos humanizamos sabiendo tratar la angustia de la separación al aprender a vincularnos con los demás y a comprometernos en un juramento amoroso."

De niña, cuando nos dejaban con los abuelos en vacaciones, yo sufría la angustia de la separación. Recuerdo preguntar a la abuela por qué me costaba tanto separarme de los padres, y en cambio mucho menos separarme de ellos, de los abuelos, y volver a casa. Ella me explicaba: "Es que como se quiere a los padres no se quiere a nadie... son cariños distintos."

A ellos, a los abuelos, también los quise tanto que la separación definitiva -en este mundo, porque creo que nos volveremos a encontrar- es el momento en el que cifro el final de mi infancia. Era mayor, lo sé, pero mientras ellos vivieron fuí una niña eterna.

¿Y no me cuesta tanto emparejarme por ese miedo a la separación definitiva? A perder el objeto del amor, sí, pero sobre todo a amar de verdad y tener que separarnos...

El cielo, ese lugar donde ya no hay ausencias. Es una de las frases más bellas de Blanca Gª Valdecasas, quizá también porque es de las más verdaderas.

lunes, 18 de mayo de 2009

Lecturas pendientes: Marc Fumaroli








Una reseña de Pablo Velasco en Debate Actual nº 10, sobre su libro El estado cultural, me hace desear leer a Marc Fumaroli. En concreto, ese libro y otro que está traducido en la misma editorial, Acantilado, y que he visto en Neblí tentándome poderosamente las últimas veces que he ido: Las abejas y las arañas (sobre la querella entre los antiguos y los modernos).

Busco en la web de la editorial y encuentro que le han concedido el Premio Reino de Redonda por haber sido "capaz de ver y señalar, en un mundo desconcertado y desmemoriado, qué nos une al pasado y cómo este, pese a todo, puede salvarnos y ayudarnos". Dicen también en la web: "Estos son algunos de los motivos que aduce el jurado de este premio, creado en 2001 por la editorial del mismo nombre, del escritor Javier Marías, para distinguir anualmente la obra de un escritor o cineasta extranjero en lengua no española".
Tantos autores por leer... y mientras, sigo ordenando mi cuarto y constatando que en mis estanterías no cabe ni un libro más. Por lo menos me desahogo en este blog, aunque de momento no lo lea, haber escrito aquí que querría hacerlo me parece como haberlo salvado un poco del olvido. Un poco.

Y al séptimo día...


Me he marchado a la playa tres días, ¡sólo tres! y la que vuelve es otra. Parece que han sido tres meses...

Lo que pueden hacer el mar, largos paseos, dormir bien, leer muy poco y estar con la familia...

No vale la pena pasar la vida corriendo, para llegar a ningún sitio. El descanso es una obligación como el trabajo. De hecho, es lo que hace posible el trabajo (y viceversa, si no se trabaja no hay nada de que descansar).

Doy gracias a Dios, que ha creado este mundo maravilloso, y sobre todo hoy, le doy gracias por el mar, ¡vaya invento! sólo podía ser Suyo.

Y gracias a los padres, que nos han cuidado como a las niñas que todavía somos para ellos... y a mi mana que me ha acompañado (de hecho, ella propuso el plan)...

miércoles, 13 de mayo de 2009

Preparando el ajuar


Llevo años atesorando libros. Es el ajuar que reúno mientras espero, yo leo como otras bordan, explico a mi desalentada familia, que ha pasado del reproche individual ("¡no sé cómo cabes en tu cuarto!") al colectivo ("vamos a tener que salir todos de esta casa, no queda espacio con tanto libro"), en un conmovedor ejemplo de comunión familiar: lo compartimos todo, no sólo lo bueno, también las carencias.

Sin embargo, sé que no les preocupa tanto que mis libros ocupen todo el espacio como que ocupen toda mi vida. Al fin y al cabo, se prepara el ajuar para iniciar una vida compartida con alguien. Esta es la muda alerta que leo en los ojos de mi familia: a ver si vas a estar tan distraída leyendo que se te va a pasar inadvertida su llegada...

martes, 12 de mayo de 2009

Nombre propio

Últimamente le estoy dando bastantes vueltas al tema del nombre que tenemos cada uno. Ayer leía en el blog Bienvenidos a la fiesta una entrada sobre este tema, que citaba a Romano Guardini en un pasaje que desconocía... y oh providencia, como basta que empieces a pensar en un tema para que todo te lleve a él, encontré después las palabras pronunciadas por el Papa en su primer día en Jerusalem:

"Yo he de darles en mi casa y en mis muros un monumento y un nombre... les daré un nombre que no será borrado, que nunca será cancelado" (Isaías 56, 5).
Este pasaje, tomado del Libro del profeta Isaías, presenta dos frases sencillas que expresan de manera solemne el significado profundo de este lugar venerado: yad, "memorial"; shem, "nombre". He venido aquí para detenerme en silencio ante este monumento, erigido para honrar la memoria de los millones de judíos asesinados en la horrenda tragedia de la Shoá. Perdieron la vida, pero no perderán nunca sus nombres: están indeleblemente grabados en los corazones de sus seres queridos, de sus compañeros de prisión, y de quienes están decididos a no permitir nunca que un horror así pueda volver a deshonrar a la humanidad. Sus nombres, en particular y sobre todo, están grabados para siempre en la memoria de Dios Omnipotente.
Uno puede despojar al vecino de sus posesiones, de las oportunidades o de la libertad..., se puede tejer una insidiosa red de mentiras para convencer a los demás de que ciertos grupos no merecen respeto. Y, sin embargo, por más que se esfuerce, nunca se puede quitar el nombre de otro ser humano."


A veces la escritura es un remedio, una forma propicia de salvar un puñado de nombres propios del olvido. Y sin embargo, aún cuando no haya escritura, qué consolador saber que ningún nombre se olvida: permanecemos en la mente de Dios, desde siempre y para siempre. Desde muy pequeña recuerdo este temor a olvidar, y cómo una de las formas que tenía de pensar en Dios era así, como la Gran Memoria.

A la tercera...

Dos veces ya he intentando crear mi propio blog. Crearlo, lo que se dice crearlo, lo he conseguido (es bastante fácil) pero nunca mantenerlo más de un par de semanas...
Supongo que ayuda a la perseverancia centrar el blog en un tema concreto. Así lo hacen tantos a los que leo con avidez en la blogosfera, de modo que debe ser una buena idea. El tío Pedro con sus dibujos, tantos profesores de literatura, poetas, periodistas... leo sobre todo blogs de literatura, y también algunos de "tema pío". Y entro "a la chita callando", leo y disfruto, pero nunca me atrevo a dejar ni un comentario miserable, así que he decidido que esto tiene que cambiar.
¿En qué centraré mi blog? Me gusta la literatura, estoy enfangada en la tesis sobre el asunto, trabajo en una editorial universitaria, doy clases (menos de las que quisiera)... Puede ser un blog literario-cinematográfico-teatral-religioso-artístico-viajero... tantas cosas me interesan!!

De momento, he empezado. Y el que comienza tiene hecho más de medio camino...