martes, 27 de julio de 2010

Vacaciones!!!

Todo un mes para aprender una sola cosa: a estar de corazón en lo que hago, vivir el momento presente, no abarcar más de lo que puedo.

¿Un mes? La vida entera cuesta aprenderlo.

miércoles, 21 de julio de 2010

Nadie acabará con los libros


Me lo acababa de recomendar el editor con el que llevaba casi dos horas reunida, así que recién salida bajé al Corte Inglés de Ayala a por él. Miré la portada: no me gusta que el nombre de los autores aparezca en letras más grandes que el título, de por sí ese detalle dice mucho. En la mano, lo hojeé un rato (prueba infalible):

Diatribas contra la obra de los españoles en América, definición de San Pablo como el inventor del cristianismo, comparación de Jesús con Buda y desde luego, que lo que recogen los Evangelios casi seguro que no es lo que dijo Jesús, que la existencia de otros mundos habitados demostraría la falsedad del cristianismo (con un argumento tan inconsistente que da ganas de llorar, ¿y éste es "uno de los principales intelectuales del momento?"...)

Como no hay libro malo que no tenga algo bueno, salvo aquí las tres ideas salvables que he encontrado en 40 minutos de minuciosa exploración:

-"Nunca jamás se ha inventado un medio más eficaz, que yo sepa, para transmitir información. El ordenador, con todos sus gigas, tiene que conectarse de algún modo a un enchufe eléctrico. Con el libro este problema no existe. Lo repito. El libro es como la rueda. Una vez inventado, no se puede hacer nada mejor." (Umberto Eco en la página 109)

-Que en Francia es un éxito vender 200.000 ó 300.000 ejemplares de un libro, en Alemania hay que superar el millón de ejemplares para lo mismo, los tirajes (sic.) más bajos se hacen en Inglaterra, porque los ingleses prefieren tomar el libro prestado de las bibliotecas públicas (me lo creo) y que "Italia está justo antes que Ghana" en los índices de lectores (este comentario dolorido proviene, como no podía ser forma, de Umberto Eco, italiano), si bien es el país en el que se leen más revistas (lo que le ha venido muy bien, porque "El nombre de la rosa" se vendió con el diario "La República", llegando de esta forma a muchos más hogares).

-De Jean-Claude Carriere me quedo con la idea de "combatir el "efecto novedad" tan desagradable" que "nos obliga a leer un libro porque acaba de salir". Propone "¿por qué no guardarse el libro del que se habla y leerlo tres años después?" (página 227) y compara su biblioteca con su bodega... él compra vinos en primeur, esto es, que los compra el año de la cosecha y los recibe tres años después. Mientras, el productor lo conserva en barrica y lo embotella, y así él recibe el vino mejor que cuando salió, porque los vinos ganan con el tiempo. Igualmente su biblioteca está conformada, dice, no por todo lo que ha leído, sino por todo lo que podría leer en los próximos tres años...

Una idea muy sugerente, aunque creo que la biblioteca debiera estar conformada por aquello que uno ha leído y relee, o está a punto de leer, y no convertirse en un depósito de fósiles que uno no sabe si algún día podrá leer... Pero su idea nos salva de los remordimientos a los compradores compulsivos de libros: "No hace falta que lo leas... basta que lo tengas ahí por si quisieras leerlo un día".

En fin, esta compradora compulsiva ha hojeado con detenimiento el libro, lo ha sopesado y muy cuidadosamente ha vuelto a dejarlo sobre la mesa. Los libros que compre quiero leerlos y releerlos.

martes, 20 de julio de 2010

Orden


Este mes agotador en que se multiplican las cenas y los planes ("a ver si nos vemos antes de irnos de vacaciones" es la frase estrella) y hay que madrugar más para trabajar menos (por la jornada continua, que en mi caso -por tener que hacer tesis por las tardes- se traduce por "continuamente estoy trabajando") he hecho un descubrimiento de oro.


A saber: que el orden no es sólo una cuestión de espacios, sino fundamentalmente una cuestión de tiempos. Asignar un tiempo a cada cosa y... pasar a lo siguiente cuando llegue su momento.


Ya sé, ya sé que estoy siempre descubriendo América, y que me parece insólito lo que muchos llevan años practicando. Bueno, ¿y lo bien que me lo paso, qué? Como los conquistadores, cada día me lo paso descubriendo maravillas.

viernes, 16 de julio de 2010

Hace nueve años...

Hace nueve años estábamos celebrando que éramos flamantes-recién-licenciados forrándonos a copas por todos los bares de Madrid. Anoche alguno proponía que reprodujerámos exactamente la situación. Cuando dije que me iba a casa se quejaron: "La sobria del grupo tiene que irse la última, no la primera!! Estás haciendo dejación de tus funciones..."

Que han pasado los años es evidente para mí, pero parece que sólo para mí. Los chicos -mayoría como siempre- seguían empeñados en beberse hasta el agua de los floreros y repetirnos que estábamos igual de guapas que en la universidad. Hasta se peleaban entre ellos:
-"Igualita, igualita que cuando no podíamos mirar la pizarra porque estabas tú enmedio"
-"Igual no... ahora más"

La treintena ha sido compasiva con nosotros. No estamos muy envejecidos ("¡es que cada vez nos cuidamos más!") con alguna excepción que siempre hay, y parece que los defectos se diluyen un poco (¿o es porque ya no nos vemos a diario?) y cierto poso va dotando de mayor consistencia a vidas que hace diez años eran del todo fútiles.

Y es cierto que no son mis mejores amigos (la mayoría, alguno sí que lo es) pero también que después de nueve años siguen conservando la amabilidad, la galantería, la educación, el buen gusto... todo lo que de ellos me gustaba entonces me sigue gustando ahora.

Y el cuerpo de juerga, claro, imbatible.

jueves, 15 de julio de 2010

Para los que aman el tiempo es eterno

Es una de mis afirmaciones favoritas, como también esta otra: "Todo lo que no es eternidad, es tiempo perdido".

Pero confieso que hoy las he entendido con una nueva luz. Que cada instante sea eternidad significa que tiene valor por sí mismo, no en función de lo que venga después...