Cafeteando con una excelente compañera de trabajo, aprovecho para desahogarme por algunos asuntos que me traen loca: la gente desconsiderada que no devuelve llamadas, que no cumple plazos, que dificulta con su actitud el trabajo ajeno. Ella, experimentada en estas lides mucho más que yo, sólo sonríe y asiente. Pero en un momento concreto, apenada al ver que realmente me lo tomo tan a pecho que me quita la paz, interviene:
-"Como me dice mi hermana muchos días: ¿te has acordado esta mañana de tomarte el a-mí-plin?"
No hay comentarios:
Publicar un comentario