Mantener la tensión, no arrugarse, no desdoblarse. Tratar a cada uno como lo que es: Cristo que viene a vernos. Dar gracias. Acabar las pequeñeces con perfección. Trabajar cada hora como la postrera. No perderse. Afinar la mirada. No dormirse, estar en vela. Permanecer con paz. Ser fiel a los amores.
Bienvenido de vuelta. En lo cotidiano se trasluce lo eterno.
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