martes, 27 de octubre de 2009

Nicolás Gómez Dávila


Me gusta tanto que quise dedicarle mi tesis a su obra, me disuadieron.


Oí hablar de él por primera vez a Dalmacio Negro, luego he leído los Sucesivos Escolios publicados por Áltera y la selección de Juan Arana en Los Papeles del Sitio. Y varias personas que admiro confesaban admirarle, lo que acrecentaba mi admiración...


Hace un mes leí que -¡por fin!- Atalanta había publicado su obra entera: Escolios a un texto implícito. Y esta noche vuelvo a la tele con este libro, toda una fiesta de la inteligencia... un microcosmos verdadero.


Me temo que volveré a ser muy entusiasta en mi comentario. Pero esta vez me apoyo en el autor: "Negarse a admirar es la marca de la bestia".

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