Cuando era niña era una fiesta ir con los padres: nos alojábamos en el Finisterre, íbamos a jugar al golf a la Zapateira, a la torre de Hércules al atardecer. Hace años que no voy. Ahora recuerdo esa alegría de niña mientras todo me da pereza: la boda, la ropa para la boda, la pelu para la boda, el hotel para la boda, el viaje eterno, el puente que sacará a la calle tanta gente... En realidad es el agobio por la tesis, que dormirá el sueño de los justos por segundo fin de semana consecutivo, y yo necesitoooo los fines de semana para sacarla adelante.
Hazme niña otra vez sólo por dos días, Señor.
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