Decía Sabina "porque el amor cuando no muere mata" y también "porque amores que matan nunca mueren", y yo pensaba hasta qué punto tenía razón sin saberlo. El amor verdadero siempre mata: el apego a lo efímero, a los propios intereses... el yo egoísta muere cuando se ama.
Pero le faltó a Sabina explicarlo: el amor que mata también da vida. Uno muere a sí mismo para dar vida a otro...
Igual si hubiera mirado al que traspasaron, lo hubiera entendido completo.
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