domingo, 21 de noviembre de 2010

La vida de los otros

Quizá tiene que ver con mi cumpleaños... cada año, junto a la alegría arrolladora por este don que es el más grande y gratuito -estar viva- surge un sentimiento (al principio fue ligeramente amargo, cada año es más sereno), mejor diría una certeza, de las cosas que ya no podré hacer. Ya no podré tener doce hijos, es improbable que pueda ser paisajista, no me dedicaré al estudio de la filosofía...
Cada año, no obstante, este sentimiento es más sereno. Porque he encontrado el antídoto: en mis horas libres devoro memorias, epistolarios, biografías. Otros fueron lo que no he sido, y tuvieron la generosidad (ellos o los que les rodeaban) de ponerlo a mi disposición. Leemos para vivir otras vidas, ¿quién lo decía?... Una existencia sola no es suficiente, estamos hechos para el Cielo, dónde no hay que elegir ni descartar, se nos da todo.

3 comentarios:

  1. Por mi propia experiencia (45 años) te digo que hay que tener cuidado con eso, Ana: damos por supuesto que ya nunca podremos hacer tal o cual cosa y cuando pasa el tiempo comprendemos que sí que podríamos haberla hecho, pero que el miedo o la pereza nos han llevado al derrotismo. No digo que sea tu caso, digo que es el mío, y que la potencia de un ser humano cumpliendo nuevos propósitos puede ser arrolladora.

    Y felicidades, si es que es tu cumpleaños.

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  2. Sólo tu puedes ser tu misma y la vida, sin planear, nos trae misterios inaccesibles que son los que llevan felicidad en su halo. El feliz no es el que hace lo que quiere sino el que quiere lo que hace..."Y al que quiere lo que le sucede le sucede lo que quiere" (Unamuno).
    Buenas tardes y un besin.

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  3. Fernando, mil gracias, cuánto me gustan tus comentarios. Por supuesto que podemos hacer mucho más de lo que creemos, yo me refería al anhelo (un poco tonto) de vivir otras vidas, diferentes, no sólo la propia. Pero me anoto proponerme lo que pienso que no podría hacer... por si resultara que sí puedo.

    Blasín, gracias por pasar y comentar. Los amigos siempre son bienvenidos por aquí y la cita de Unamuno rescatada por Munilla es un regalo que dejas en este blog.

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