viernes, 5 de noviembre de 2010

Sencillez que da vida

Días de "dolencias", físicas y anímicas, de repente se viene todo encima: la tripa, la cabeza, el cuello... duele una cosa y luego otra, y lo peor es la opresión interna: el agobio, el miedo, la sensación de estar sobrepasada, de no llegar a todo, de que las peticiones superan la capacidad de responder.

Y de pronto, se pone una a rezar laudes y va desgranando oraciones sencillas, los salmos que durante más de dos milenios han sostenido a un pueblo, las peticiones tan pegadas a la tierra, la lectura breve (San Pablo: "muy a gusto presumo de mis debilidades... porque cuando soy débil, entonces soy fuerte"). Y descubre (¡¡otra vez!!) que la sencillez de la Iglesia salva toda complicación y libera de toda preocupación. Sencillez que da vida...

1 comentario:

  1. Bienvenida de nuevo, Ana. Me alegro de que tu tristeza se pasara gracias a la oración.

    Bienvenida.

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