martes, 14 de septiembre de 2010

Desconsuelo

Mi mejor amiga está desconsolada. Ayer me tuvo casi una hora y media al teléfono (me tuvo y la tuve, la responsabilidad va al 50% porque desde luego no estuve hora y media callada) detallándome su maldeamores.

Ya me había acordado de ella por la mañana, cuando leí esta maravilla de San Agustín que había citado el Papa en la audiencia del domingo (¿¿por qué San Agustín nunca me parece tan maravilloso cuando lo leo yo sola que cuándo se lo leo citado al Papa??): "el lugar de la tranquilidad imperturbable se encuentra donde el amor no experimenta el abandono" (Confesiones, IV, 11.16)

Por la noche, nada más empezar la carta A una joven viuda de San Juan Crisóstomo (es que ayer era el santo del día), resonó como un aldabonazo el primer párrafo: "ya que los golpeados no deben gastar todo el tiempo en duelo y lágrimas, sino que además han de poner mucha atención en la cura de sus heridas, de suerte que por ser descuidadas no procuren a las lágrimas un golpe mayor y hagan más viva la llama del dolor..."

Mi Iglesia, siempre atenta a remediar el desconsuelo.

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