miércoles, 25 de noviembre de 2009

El secreto de sus ojos

AVISO PARA NAVEGANTES: Voy a destripar -de nuevo- la película que da título a este post, así que el que no la haya visto y quiera hacerlo, que no lo lea.

Basta ya. No quería escribir de esta peli, pero antesdeayer otro amigo me dijo que la había visto y le había "encantado". Van un buen montón, así que contraataco: yo también la he visto, y no me ha gustado nada.

Lo que me está pasando con esta película ya me pasó antes con otra: Tíovivo, de Garci. Un buen amigo solía decir de mí que soy "garcista", por lo que me gustaba este director, del que había visto todas sus pelis: desde Volver a empezar hasta Historia de un beso, pasando por la maravillosa Canción de cuna (y La herida luminosa, El abuelo, You´re the one...). Y de repente voy al cine a ver Tíovivo y me espanta. ¿Por qué? porque no parecía de Garci. Porque traicionaba el espíritu de todas las anteriores. Claro, algunos de los amigos con los que fuí al cine no habían visto las anteriores y les pareció que ésta no estaba mal. Pero cualquiera que haya comprendido algo del cine de Garci -ese aliento cálido y discreto de esperanza, como un pálpito diminuto y constante- sabe que Tíovivo es una porquería.

Igual ocurre con Campanella. El que haya visto El hijo de la novia, El mismo amor, la misma lluvia o Luna de Avellaneda, no puede haber disfrutado con El secreto de sus ojos, porque traiciona todo lo que ha sido la filmografía anterior del argentino, todo lo que le ha hecho grande.

Daré sólo tres o cuatro argumentos para respaldar mi posición:
  1. Campanella quiere mostrarnos que sabe rodar un thriller. Que no es un director blandito ni cursilón, que sabe hablar de lo más duro (violación y asesinato, delincuentes crueles y víctimas que no perdonan, basura en el gobierno y en la sociedad). Llena su película de paisajes oscuros, tormentas meteorológicas y música de misterio, contraviniendo las reglas fundamentales del cine de suspense, como pueden verse aquí. No da tregua al espectador, ni siquiera en las escenas de "amor".

  2. Hay algo de Campanella (el canto a la amistad, los chascarrillos, el personaje tan logrado del amigo del héroe sobre todo), pero no lo más característico de Campanella: la esperanza ante el futuro, el convencimiento misterioso de que la vida vale la pena. Sólo hay un regodeo en el dolor, el sufrimiento, la incapacidad de perdonar: si te toca la china te ha tocado. No hay explicación, ni redención, ni nada que se le parezca. Ni por supuesto la remota sombra de algo parecido a la vida eterna existe en la mente de ninguno de los protagonistas.

  3. Y además (increíble en Campanella) no hay historia de amor. Mucha química entre Darín y Villamil, sí, pero ya la conocíamos de otra películas. Amor no hay amor, hay atracción, deslumbramiento, lo que se quiera, pero amor no. Las conversaciones entre ellos son pocas e insulsas, no se entiende qué les ha enamorado del otro. En este sentido, es muy representativo el papel que ella ve en la mesilla de noche de él (al principio de la peli le vemos a él despertarse de noche y escribirlo): "Te mo". Se supone que como escribe con una máquina de escribir vieja que no tiene la "a", lo que dice el papel es "Te amo". Pero no es verdad. La película es una historia de miedo, y los personajes no sienten amor ni nada parecido, sienten miedo y punto. Temor al paso del tiempo, a olvidar, a una vida estéril, a perdonar... cada uno a algo, pero todos temen.

  4. Para terminar -y no hacer este post eterno-: Campanella hace trampas. Todo el tiempo. No conocemos al marido ni a los hijos de la protagonista, entonces ¿cómo podemos juzgar lo que ha sido su vida, lo que abandona por Darín?

A todos los amigos a los que les ha "encantado" la película les diría: vale que es mejor que el 95% de lo que hay en cartelera, pero eso no la convierte en una buena película. Es la peor película de un gran director, y francamente, espero no volver a verla en mi vida.

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