Es el título de un libro* que compré hace un par de años -por lo menos- y aún no he leído.
Pero la relación entre los dos enunciados que forman su título la he encontrado, primero, en el discurso de Benedicto XVI al mundo de la cultura, en el Colegio de los Bernardinos de París; después (ahora) leyendo la Verbum Domini:
"la sana tradición eclesial ha tenido siempre amor por el estudio de la "letra". Baste recordar aquí que, en la raíz de la cultura monástica, a la que debemos en último término el fundamento de la cultura europea, se encuentra el interés por la palabra. El deseo de Dios incluye el amor por la palabra en todas sus dimensiones."
Qué consuelo para mí, hoy, incapaz de hacer otra cosa más que leer, ávida de más tiempo para dedicarle a la lectura.
*Jean Leclercq, Ediciones Sígueme, Salamanca
Annie, me pasa igual que a tí. Aquí tengo el librito en la pila de pendientes de la mesilla desde hace año y medio. Y gracias a tu post, ha adelantado varios puestos, dejando atrás a esos títulos perniciosos de los que hablamos el otro día
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